Thursday, November 4, 2010
untitled.-
Y sin ningún preámbulo, me dieron la peor tarea de todas.
Hubiese preferido enfrentarme a cien huracanes y a diez mil terremotos, que a ese papel y lápiz que siempre y nunca quise tener.
Me tomó unos cinco cigarros y unas cuantas lágrimas, si quiera ordenar mis ideas respecto a por donde quería comenzar a escribir y cuando por fín me decidía a hacerlo todos esos sueños de decisiones abruptas, conversaciones inflamadas y la peor de mis vergüenzas por unos varios segundos que fueron eternidad, no fueron solo sueños, si no una realidad tan tangible que quise echar a correr hacia mi lugar, donde a pesar de ser un poco oscuro y lúgubre, estoy a salvo de todo pensamiento, incluso los míos.
Por fín comencé a escribir, y ahora era mi mano la que no correspondía con mis pensamientos ...
borradores, borradores y más borradores: Memorias que corroen mi ya agujereada mente, resurgían desde mi inconsciente.
Por un momento pensé que ganaba la batalla, que sí había algo de mis sentimientos plasmados en la hoja... pero finalmente no, no fui capaz, cobardía pura. Mi inconsciente se ha quedado de nuevo en el lugar que le corresponde, esperando otra oportunidad que tal vez, nunca se dará nuevamente.
Espero eso sí, que si lo hace... tenga el coraje de enfrentarme a tí y sacar rápido y sin anestesia esta espina que aún después de años todavía sigue ahí, reticente a dejarme.