Lo mejor de irse de vacaciones es ir a despertarse con ABSOLUTAMENTE cero preocupaciones...
que estos gueones me dejaron la cagá en el dpto bailando, las colillas de cigarro que mataron a mi alfombra, que hay mil vasos con todo tipo de copetes que desesperadamente necesitan una lavada para el próximo trago...que siempre es más temprano que tarde, que la juguera está mala, que el abrelatas no abre, que el maldito conserje ya está gueveando de nuevo por la música y mis chillidos, que el play no funciona y la maldita guitarra del guitar hero se quedó sin baterias porque alguien gilmente la dejó prendida (o tal vez fui yo... en el mejor de los casos), que no hay agua caliente, que a alguien le duele la guata y necesita con extrema urgencia un antiácido o un omeprazol (cosa extraña que teníamos un suministro de guerra de omeprazol en nuestro dpto y ahora quedan como dos ... bendito sea el que lo inventó), que no hay "lillos" para el caño, que se cayó el caño, que a las 6 de la mañana no queda ni siquiera del vino rasca para el melón....
Es que yo me estreso demasiado a veces, pienso yo ...
Y esta vez logré despertarme con cero preocupaciones.
Una suma de chelas, chelas, chelas (es que las chelas y yo tenemos una relación íntima), piscina, comidas con calorías que mejor ni ver, familia, conversaciones
que rayan el borde de lo descarado, de lo politiquero casi marxista, de lo mundana y sexualmente ordinario, amigos, toboganes, insolaciones, cigarros bien hablados,
películas, libros, caminatas en la playa, hicieron que por fín me lograra quedar en un solo lugar, no estando mentalmente ni esperando ese acontecimiento que de seguro quiero que nunca llegue, ni pensando en todas las gueás
absurdas que había hecho este año.
Sólo estuve ahí, y ..... pucha que fue la raja.
...Para los que sean que rondan por este lugars, una canción buenísima, himno de mis vacaciones:
Todo ese cinismo... Las almas infinitamente divididas, conscientes o inconscientes de ello que vagan clavadas en el suelo, esperando algo que las invite al despegue, al reconocimiento. Son los que se jactan de su entereza espiritual los que menos conocen, porque nunca han disputado la guerra fría de los que al menos, somos conscientes de lo dual o -muy dentro de las probabilidades-, infinitas almas que poseemos, cada una contraria y en permanente disputa. Envidia tenemos de los que caminan sin estar conscientes de sus demonios internos, los que pasan la existencia sin sufrir el eterno cuestionamiento del ser porque sabemos, en el fondo, que la entereza espiritual es imposible, que el despegar será ya cuando nuestros cuerpos abandonen sus puestos ... de los que vivimos, a pesar de todo lo que nuestra imagen diga, infelices y a cuestas y porque sabemos que hasta el final de nuestros días, esta condición nunca cambiará.